jueves, 26 de junio de 2014

El lago de los recuerdos

La luna se reflejaba en el agua del lago y las estrellas brillaban más que ninguna otra noche de verano. Apenas hacía viento y se respiraba tranquilidad.
Él, que estaba sentado a la orilla con los pies descalzos mirando a ninguna parte, tomó aire y mientras lo expulsaba notó que una lagrima recorría su cara. Hacía tiempo que no lloraba, normalmente no solía hacerlo. Pero aquella noche parecía la ideal para romper su normativa de aparentar ser un chico duro.
Volvió a tomar aire y cerró los ojos. Y al hacerlo se encontró con un recuerdo.
Se vio a sí mismo, en el mismo lugar, paseando con la persona que le hacía feliz. Ambos reían y se cogían de la mano. Eran tiempos felices.



-¿Crees que algún día podremos casarnos? -le preguntaba en su recuerdo, alzando la vista hacia sus ojos.


-¿Por qué preguntas eso ahora? -le respondía él -. No podemos, y lo sabes, somos diferentes al resto de las parejas- suspiró cabizbajo.


-Eh, -contestó en tono tranquilo, apoyando un dedo en su barbilla para hacerle levantar la mirada hacia sus ojos -. Amarse entre iguales no es tan diferente.


En ese momento, su recuerdo despareció tan rápido como había aparecido. Volvió a abrir los ojos, miró hacia los lados y se volvió a encontrar solo. 
Se llevó las manos a la cara reprimiendo un sollozo. Echaba de menos aquellos momentos. Los echaba mucho de menos.
Maldijo el día en el que su padre los encontró besándose en su habitación. 
A partir de aquel día su secreto había salido a la luz y dejaron de ir de vacaciones al mismo sitio.
Dejaron de encontrarse a solas y también de bañarse a la madrugada en aquel lago. 
Sus padres decían que lo comprendían y que estaban allí para apoyarlo.
La tarde antes de separarse, sus padres le preguntaron si todo había sido un malentendido, y que si era así dejarían las cosas estar. Pero el les respondió que era mejor se odiado por lo que uno es, que amado por lo que uno no es.


Y así fue como se separaron para siempre.


Se puso en pie y se acercó un poco más a la orilla. Se metió la mano en el bolsillo y buscó en él un pequeño anillo de compromiso.
Lo miró un par de segundos y en voz baja dijo:


-Tenías razón. Alex. Ser diferente no es un problema. El problema es ser tratado diferente.


Levantó la vista hacia el lago y lanzo el anillo dentro mientras sonreía.




-Cher.

1 comentario:

  1. Joder, ¿hay continuación? deberías hacer un relato (de preferencia muchos) del antes de que el padre de la chica los encontrara.

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