EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS
La primera caída de Alicia había sido hasta
entretenida, sin contar que casi había muerto ahogada y decapitada por orden de
la reina de corazones, claro. Pero todo había cambiado.
Llevaba tanto tiempo volviendo una y otra vez al país
de las maravillas, le costaba recordar como era su habitación, que siempre
estaba llena de médicos que le hacían volver a la demacrada tierra de la reina
de corazones.
Cuando sus pies tocaron el suelo Alicia se detuvo un
momento a observar su pequeño mundo, todo parecía tan gris ahora. Los árboles
sin hojas ya no albergaban vida en ellos, todo el país estaba descolorido,
incluso los preciosos rosales del jardín privado de la Reina, el gato que antes
la visitaba constantemente había desaparecido y el sombrerero se había quitado
la vida hacía apenas una semana presa de la locura, de un modo que prefería no
recordar.
Cuando llegó al mismo punto de siempre, junto al
anciano árbol al borde del barranco sus pies se detuvieron. Parecía increíble
que en aquel mundo en ruinas ella permaneciera tan hermosa, con su larga melena
rubia y sus brillantes ojos azules, que parecían albergar todos los mares y
océanos existentes, tan brillantes… y a la vez tan apagados.
Mientras se acercaba a ella intentó recordar porque
estaba allí, pero sus pensamientos se perdían entre la bruma.
-Hola Alicia
-Hola Bella- respondió ella con una gran sonrisa.
Siempre le había gustado ese nombre.
Estaba pensando en que sus padres debían de ser
italianos cuando la bruma volvió y todo se tornó negro, se apagó.
Recordó la primera vez que encontró a Bella, como ella
le había contado que estaba obligada a permanecer en la tierra de los sueños.
Alicia le había preguntado si podía despertar algún día, a lo cual respondió
algo que le resultó incomprensible: “amor” le había dicho en un susurro “amor
verdadero”. ¿Cómo podía el amor…
-¡Alicia!
Esa voz le impedía pensar con claridad. ¿Por qué
estaba en ese lugar? ¿Qué había hecho mal?
-¡Alicia!-gritó insistente la voz
¿Por qué no me dejan en paz?
-¡Alicia por favor despierta!-rugió la voz de Bella en
su cabeza.
Abrió los ojos lentamente, eso que le administraban
cada vez le hacía más daño. Estaba recostado el regazo de Bella, que tenía los
ojos muy abiertos, parecía asustada.
-¿Recuerdas que una vez me dijiste lo que podía
sacarte de aquí?-preguntó Alicia murmurando.
-Si, te dije…-comenzó Bella.
Pero antes de que continuara Alicia recordó porque la
tenían aquí. Era por Bella
Se incorporó rápidamente e hizo lo que mas miedo le
daba y lo que los médicos jamás aprobaron. La besó, lentamente, esperando su
rechazo, pero ninguna de las dos se movió, siguieron con el beso, esta vez más
apasionado, un instante que la habría gustado congelar para siempre.
Cuando quiso darse cuenta ambas estaban despiertas.
-Supongo que al “amor verdadero” no le importa de
quien sea el beso- musitó entre dientes, aún con el recuerdo de los labios de
Bella.
-Skyguard
Me gustan las versiones, cuando era pequeña mi madre me contaba una de los 3 cerditos en la que yo y mis primas éramos los cerditos y mi hermano el lobo. Así que, venga, a escribir más "destinos" que este ha quedado perfecto ;)
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